domingo, 11 de abril de 2010
EL CÓDIGO DA VINCI
Grandilocuente amasijo de chuminadas críptico-cabalísticas y topicazos psico-sociales, todavía más intrascendente y soporífero de lo que esperaba. Ya me extrañaba a mí que tantas personas conocidas personalmente por mí, que a duras penas sabían leer, devoraran el libro con tanta ansia. No sé si son más tontos quienes se tragan toda esa sarta de patrañas conocida como Cristianismo o un escritor con un auténtico trastorno obsesivo-compulsivo por los anagramas y los cálculos topográficos, convencido de que la combinación de una cajita con cierto parecido a un cubo de rubik podría dar al traste con dos milenios de camelos aceptados por millones de personas dispuestas a tragarse cualquier cagarruta, por muy inverosímil y boba que ésta sea.
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<esto si que es una crítica contundente... si señor. Al pan pan y al vino vino.
ResponderEliminarYo me gusta el fútbol (el de calidad, no el de pegapatás)... :-)
ResponderEliminarMuy acorde al tema de este post, Kerasi. :-)
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