Veo que en ninguna parte, ni en la red ni en los diccionarios etimológicos, de griego, latín o lenguas modernas, se explica ni de lejos esta etimología (sólo se acerca este de inglés, pero es confuso, principalmente en la evolución histórica, y ante todo pasa del griego, que es la fuente de toda esta cuestión). Los diccionarios bilingües de griego o de latín tampoco siguen el rastro de la evolución semántica, y empiezan por el final (es decir, no siguen la diacronía del término y no explican sus metonimias o sinécdoques, que son la base del cambio semántico).
La historia de la palabra es la siguiente. El adjetivo castellano positivo -a (también fr. positive, ing. positive, al. positiv) es un préstamo del latín positīvus -a -um, que se aplicaba a aquello que es convencional, establecido, puesto (posĭtus -a -um, participio de ponĕre "poner", "establecer") por el ser humano, en oposición a lo natural (nātūrālis -e), a lo que brota o nace (nāscitur). En esto el latín calca o sigue el mismo camino que el griego antiguo: θετικός -ή -όν se aplicaba a lo convencional o arbitrario, a lo θετόν "puesto", "establecido" (adjetivo verbal de τίθημι "poner", "establecer"), por oposición a lo natural (φυσικός -ή -όν), a lo que brota o nace (φύεται). Así, positivo es el derecho creado por el ser humano (ius positivum), en oposición al supuesto derecho natural (ius naturale). En griego moderno derecho positivo se dice θετικό δίκαιο.
A partir de aquí se produce una sinécdoque de la especie por el género: lo positivo es lo promulgado o vigente, en oposición a lo natural (acepción octava del DRAE), es decir, lo real, lo que existe, por ejemplo, un número, en contraposición al cero o al número negativo (acepción sexta de la RAE), pero en general cualquier cosa: positivo y θετικό es lo efectivo, lo cierto, que implica la existencia de algo, por ejemplo, un resultado de un análisis médico o control de alcoholemia.
De aquí deriva, por hipálage, la expresión ciencias positivas / θετικές επιστήμες, que tienen por objeto de estudio los hechos o conceptos reales, cuya existencia no ofrece dudas, por oposición a las disciplinas metafísicas.
Por otra vía, a saber, una sinécdoque del género por la especie, positivo -a se convierte en sinónimo de afirmativo -a "que afirma la realidad", "que asevera", en oposición a lo negativo "que niega la realidad", negatīvus -a -um : ἀρνητικός -ή -όν, es decir, que se niega a la espera de una demostración (e. gr. ἀρνητικὰς φαντασίας; la demostración corresponde al que afirma). Finalmente, de nuevo por sinécdoque del género por la especie, positivo -a se aplica a la persona que afirma o acepta la realidad, al asertivo, al que enuncia asertos, es decir, al optimista y su actitud: αισιόδοξος -η -ο. Esta acepción es la más común y popular, y la primera en los diccionarios de lenguas modernas, pero en realidad es la última, la más reciente.
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